CHACO, peor que Haiti.

Argentina, Argentina, para qué disputas las Islas Malvinas si no sabes proteger a tu propia gente, para qué rencillar con tus vecinos cuando en al nordeste de tus fronteras una Provincia marginada, apartada, olvidada y abandonada te ve como tierra ajena y que una frontera, que no figura en los mapas, los divide sin misericordia. Allí, humanos como tu otro yo, seres como tu otro yo, no entienden tu descaro. Te olvidaste de los aborígenes, también tus hermanos, agonizan, sus niños también. Allí no hay clásicos ni Bombonera, no asados ni fernet, ni Tango 1,2 ó 3, sólo hambre y desolación, angustia y dolor. 

Estas equivocada Argentina, tus paso están errados. Tus gobiernos basurean la dignidad de un pueblo desamparado y huérfano de esta poderosa Argentina, la campeona del mundo, la canchera, la bárbara y brutal. Abandonas a tus hijos, mezquinas y les niegas el granero del mundo. Triste y calamitosa Argentina.

Argentina, te dejo estos tesimonios gráficos por si aún en tu corazón existe conciencia y arrepentimiento, si acaso tus gobernantes son capaces de ver su propia miseria, sus robos y despilfarros.

El siguiente es un testimonio de Mempo Giardinelli, escritor y periodista nacido en el Chaco en 1947. Luego de estar exiliado en México por ocho años, volvió al país durante el gobierno de Alfonsín. Ha ganado varios premios y sus obras se han traducido a varios idiomas. Sus artículos, novelas, ensayos y cuentos han sido traducidos a una docena de lenguas.

ARGENTINA - CHACO: TOBAS, MISERIA SIN FIN

En estos tiempos el Chaco concita la atención de todo el mundo. Prensa y televisión global vienen a mirar los estragos de la desnutrición que afecta a miles de aborígenes en los bosques que se conocen -ya impropiamente- como El Impenetrable.


Mi colega y amiga Cristina Civale, autora del blog Civilización y Barbarie, del diario Clarín, me invita a acompañarla. No es la primera invitación que recibo, pero sí la primera que acepto. Rehusé viajar antes de las recientes elecciones, porque, obviamente, cualquier impresión escrita se habría interpretado como denuncia electoral. Y yo estoy convencido, desde hace mucho, de que la espantosa situación socioeconómica en que se encuentran los pueblos originarios del Chaco, y su vaciamiento sociocultural, no son mérito de un gobierno en particular de los últimos 30 o 40 años (los hubo civiles y militares; peronistas, procesistas y radicales) sino de todos ellos.

Primero nos detenemos en Sáenz Peña, la segunda ciudad del Chaco (90 mil habitantes), para una visita clandestina -no pedida ni autorizada- al Hospital Ramón Carrillo, el segundo más importante de esta provincia. Civale toma notas y entrevista a pacientes indígenas en las salas de Tisiología, mientras yo recorro los pasillos mojados bajo las infinitas goteras de los techos, y miro las paredes rotas, despintadas y sucias, los patios roñosos y un pozo negro abierto y rebalsando junto a la cocina.

Aunque el frente del hospital está recién pintado, detrás hay un basural a cielo abierto en medio de dos pabellones. Vidrios y muebles rotos, escombros, radiografías, cascotes y deshechos quirúrgicos enmarcan las salas donde los pacientes son sólo cuerpos chupados por enfermedades como la tuberculosis o el Chagas. Me impresiona la mucha gente que hay tirada en los pisos, no sé si son pacientes o familiares, lo mismo da.

Una hora después, en el camino hasta Juan José Castelli -población de 30 mil habitantes que se autocalifica "Portal del Impenetrable"- la desazón y la rabia se perfeccionan al observar lo que queda del otrora Chaco boscoso. Lo que fue imperio de quebrachos centenarios y fauna maravillosa, ahora son campos quemados, de suelo arenoso y desértico, con raigones por doquier esperando las topadoras que prepararán esta tierra para el festival de soja transgénica que asuela nuestro país.

Entramos -nuevamente por atrás- al Hospital de Castelli, que se supone atiende al 90 o 95 por ciento de los aborígenes de todo el Impenetrable. Lo que veo allí me golpea el pecho, las sienes, los huevos: por lo menos dos docenas de seres en condiciones definitivamente inhumanas. Parecen ex personas, apenas piel sobre huesos, cuerpos como los de los campos de concentración nazis.

Una mujer de 37 años que pesa menos de 30 kilos parece tener más de 70. No puede alzar los brazos, no entiende lo que se le pregunta. Cinco metros más allá una anciana (o eso parece) es apenas un montoncito de huesos sobre una cama desvencijada. El olor rancio es insoportable, las moscas gordas parecen ser lo único saludable, no hay médicos a la vista e impera un silencio espeso, pesado y acusador como el de los familiares que esperan junto a las camas, o tirados en el piso del pasillo, también aquí, sobre mantas mugrientas, quietos como quien espera a la Muerte, esa condenada que encima, aquí, se demora en venir.

Es un nene argentino
Siento una furia nueva y creciente, una impotencia absoluta. Le pregunto a una joven enfermera que limpia un aparador vidriado si siempre es así. "Siempre", responde irguiéndose con un trapo sucio en la mano, "aunque últimamente han sacado muchos, desde que empezó a venir la tele".

Es flaquita y tiene cara de buena gente: se le ve más resignación que resentimiento. Son 44 enfermeros en todo el hospital pero no alcanzan para los tres turnos. Trabajan ocho horas diarias cinco días por semana y cobran alrededor de mil pesos los universitarios, y menos de 600 los contratados, como ella. Los días de lluvia los techos se llueven y esto es un infierno, dice y señala los machimbres podridos y los pozos negros saturados que revientan de mierda en baños y patios. Y todo se lava con agua, nomás, porque "no tenemos lavandina".

Camino por otro pasillo y llego a Obstetricia y Pediatría. Allí todos son tobas. Una chiquilla llora ante su hijo, un saquito de huesos morenos con dos ojos enormes que duele mirar. Otra joven dice que no sabe qué tiene su nena pero no quiere que muera, aunque es obvio que se está muriendo. Hay una veintena de camas en el sector y en todas lo mismo: desnutrición extrema, mugre en las sábanas, miles de moscas, desolación y miedo en las miradas.

Después viajamos otra hora y el cuadro se hace más y más grotesco. Paramos en Fortín Lavalle, Villa Río Bermejito, las tierras allende el Puente La Sirena, los parajes El Colchón, El Espinillo y varios más. Son decenas de ranchos de barro y paja, taperas infames donde se hacinan familias de la etnia Qom (tobas). Todas, sin excepción, en condiciones infrahumanas.

Digan lo que digan, estas tierras -más de tres millones de hectáreas- fueron vendidas con los aborígenes dentro. Son varios miles y están ahí desde siempre, pero no tienen títulos, papeles, ni saben cómo conseguirlos. Los amigos del poder sí los tienen, y los hacen valer. El resultado es la devastación del Impenetrable: cuando el bosque se tala, las especies animales desaparecen, se extinguen. Los seres humanos también.

Y aunque algunas buenas almas urbanas digan lo contrario, y se escandalicen ciertas dirigencias, en el ahora ex Impenetrable chaqueño palabras duras como exterminio o genocidio tienen vigencia.

Desfilan ante nuestros ojos enfermos de tuberculosis, Chagas, lesmaniasis, niños empiojados que sólo han comido harina mojada en agua, rodeados de perros flacos, huesudos y ojerosos como sus dueños. Se llaman Margarita, Nazario, Abraham, María y lo mismo da. Casi todos dicen ser evangelistas, de la Asamblea de Dios, de la Iglesia Universal, de "los pentecostales" o "los anglicanos".

Involuntariamente irónico, evoco a Yupanqui:  "Por aquí, Dios no pasó".

Al caer la tarde estoy quebrado, roto, y sólo atino a borronear estos apuntes, indignado, consciente de su inutilidad. Al partir de regreso veo en un caserío un cartel deshilachado por el sol: "Con la fuerza de Rozas, vote lista 651".

Y en la pared de un rancho de barro, seguramente infestada de vinchucas, veo un corazón rojo como el de los pastores mediáticos brasileños de "Pare de sufrir". Abajo dice: "Chaco merece más. Vote Capitanich".
Ambas son argentinas
A unos 400 kilómetros de aquí el escrutinio final de las elecciones avanza lenta, nerviosamente. En alguna oficina el ministro de Salud de esta provincia seguirá negando todo esto, mientras el gobernador se prepara para ser senador y vivir en Buenos Aires, bien lejos de aquí, como casi todos los legisladores.

¡Nunca antes este país me había dolido tanto.!!!
Posted on viernes, marzo 26, 2010 by El Autor and filed under | 0 Comments »

¿Qué tienen en la cabeza los Kirchner?

Argentina.
¿Qué tienen en la cabeza Néstor Kirchner y Cristina Fernández? La Corte Suprema les pide mesura y respeto por la división de poderes y la Presidenta lo confunde con un intento de censura y le responde con un desmesurado misil político al enviar a uno de sus legisladores a presentar un proyecto de ley que investigue la vida privada de los jueces. El ex presidente del Banco Central Martín Redrado les informa en diciembre pasado que no se puede hacer uso de las reservas para pagar la deuda a los acreedores privados por decreto y les sugiere que lo hagan pasar por el Congreso. Entonces Néstor Kirchner toma su Magnum para matar mosquitos e inicia una escalada de tensión que incluye el desplazamiento de Redrado, su reemplazo por Mercedes Marcó del Pont, decenas de presentaciones judiciales, un discurso inaugural de sesiones ordinarias en el que la jefa del Estado informa al Parlamento que va a gobernar por encima de ese poder y decenas de idas y vueltas en el propio Congreso que podrían terminar con la funcionaria fuera de su puesto y la aprobación del Senado del uso de las reservas para pagar la deuda, que era, en el fondo, lo que les aconsejaba el ex presidente del Banco Central.

¿Qué tienen los Kirchner en la cabeza? Con la resolución 125 que aumentaban las retenciones a la soja y otros productos del campo les pasó lo mismo. Se trató de una decisión administrativa equivocada, que pudo haberse corregido sin poner a los pequeños y enormes productores en una misma bolsa y sin generar un falso debate entre los mal llamados piquetes de la abundancia y el Estado supuestamente justo. Sin embargo terminaron entrampados en su propia lógica de amigos y enemigos y no solo perdieron la votación en el Senado. También transformaron al vicepresidente Julio Cobos en un héroe, fueron derrotados en las elecciones legislativas y obtuvieron un récord político internacional: pasar de una imagen positiva del 70 por ciento a una de poco más del 20 por ciento dos años después, sin hiperinflación, ni corralito, ni corralón, ni una crisis parecida a la que en diciembre de 2001 terminó con el gobierno de Fernando de la Rúa.

¿Qué tienen en la cabeza? Cualquiera que no piense exactamente como ellos es considerado un destituyente, un empleado de Clarín, parte de una derecha promilitar y golpista o cómplice del Partido Judicial. A los que no siguen sus órdenes al pie de la letra y pretenden usar un poco de sentido común, como el senador José Pampuro, los llaman por lo bajo traidores y les ponen fecha de vencimiento, como si fuera una cosa, y no una persona con ideas propias, equivocadas o no.

¿Qué les pasa con el periodismo? Al margen de su obsesiva pelea contra el grupo Clarín, también dividen a la prensa entre incondicionales y títeres de las corporaciones mediáticas que no tienen pensamiento propio. Y lo que es peor: usan a muchos periodistas gráficos, radiales, productores de televisión y filósofos que antes gozaban de cierto prestigio como ariete para destruir a otros colegas. Es decir: embarcan en su Guerra Santa Contra Todos a gente honesta que se kirchneriza y empieza a comportarse como el matrimonio. Es decir: en personas egocénticas, vanidosas, narcicistas, enamoradas de su propia voz, sus propias ideas, incapaces de escuchar a los demás, pero siempre dispuestos a descalificarlos.

En los últimos días de apasionante debate político se escucharon distintas hipótesis para responder a la pregunta de qué les pasó. La más repetida y extendida es que siempre fueron así, y que esa manera de ser les dio a ambos resultados muy positivos. Que el Kirchner democrático y que peleaba con enemigos impresentables como la mayoría de los miembros de la anterior Corte Suprema era un simulador que solo esperaba acumular más poder para volver a ser el auténtico. Para que se entienda: el político sin escrúpulos que coloca en la categoría de mafiosos a los intendentes del conurbano hasta que transa con ellos o el que defiende con la misma pasión la privatización de YPF o la estatización de las Administradoras de Fondos de Jubilados y Pensionados (AFJP).

Pero también hay otra hipótesis que todavía no fue lo suficientemente explorada. Y es la que tiene que ver con el aumento del aislamiento, la paranoia y autismo político que supone el ejercicio cotidiano del poder, con la dinámica y el contexto en que lo ejercen los Kirchner.

¿Y cómo lo ejercen? Casi siempre encerrados, entre cuatro paredes, en su refugio de su casa de El Calafate o detrás del paredón de la Quinta de Olivos, arriba de los aviones oficiales o las aeronaves privadas y leyendo, mirando o escuchando los diarios, las radios y los canales que hablan bien de ellos, como si no existiera otra verdad que la que repiten en su pequeño mundo blindado todos los días.

Uno de los empresarios que más se benefició con su cercanía me dijo un día que Kirchner no tenía testaferros porque para eso es condición necesaria poseer amigos. "Néstor es el hombre más desconfiado, más perseguido y más solo que conocí en toda mi vida" completó, con una mezcla de admiración y tristeza.

(La Nación - 19-03-2010 )
Posted on viernes, marzo 19, 2010 by El Autor and filed under | 0 Comments »

Cambios; Fuera la pedantería!

Chile.- 
Uno de las cosas buenas que trae un nuevo gobierno es el cambio de Ministros. Durante la administración Bachelet hubo dos, al menos, que se ganaron la antipatía de muchos por su soberbia. He aquí los que no veremos por un buen tiempo:


Andrés Velasco - Ex de Hacienda.














Francisco Vidal, ex de Defensa.
Posted on lunes, marzo 15, 2010 by El Autor and filed under | 0 Comments »